De puentes 'paraguas' a hormigón plegable: revolución tecnológica en la construcción

La tecnología ha avanzado mucho en los últimos tiempos, cambiando industrias enteras por completo. La automoción, la telefonía, el sector sanitario, el desarrollo espacial o las telecomunicaciones han cambiado radicalmente en las últimas décadas, sin embargo, el sector de la construcción apenas ha evolucionado -tecnológicamente- en este tiempo.

"Para una especie que coloca un laboratorio autónomo en Marte o que fabrica unos microprocesadores a una escala nanométrica, [construir un edificio] todavía es un poco bruto, no es sofisticado", sostiene Luis Quevedo, divulgador científico, en el podcast Kernel. Quevedo defiende la tesis de que está por venir una revolución a muchos niveles, pero que puede ser especialmente interesante en la construcción: los biobots. Se trata de células robóticas vivas que se pueden programar para realizar prácticamente cualquier tarea. Éstos son las futuras promesas de la industria de materiales, sin embargo todavía gozan de escasa aplicación en la dura vida de la construcción.

En lo que llega la revolución de materiales que aprenden de la naturaleza, empresas, universidades y organismos de todo el mundo continúan investigando nuevas técnicas o mejora de las actuales que vengan a revolucionar el sector por completo. Entre los avances que ya se pueden encontrar en el ámbito de la construcción se encuentran una serie de sistemas de ingeniería y fabricación muy avanzados. 

 

Un puente 'paraguas'

Una de las últimas innovaciones que más ha llamado la atención es la de construir un puente desplegable que se lleva a su posición final con el mismo principio de apertura de un paraguas. El proyecto pionero ha sido llevado a cabo por la Universidad Técnica de Viena aplicándolo a una autopista de su país.

El método fue patentado en 2006 aunque se estuvo cociendo a cámara lenta hasta la primera aplicación a gran escala en 2010. El funcionamiento es sencillo a la par sorprendente. En el primer paso, las vigas se montan en posición vertical a ambos lados de un pilar de hormigón que servirá de nexo de unión cuando se encuentren en vertical.

El despliegue se realiza a través de un sistema hidráulico colocado en el andamio central que hará descender poco a poco las vigas de hormigón armado. Las vigas están huecas para ahorrar peso, son prefabricadas y pueden encargarse a cualquier planta de hormigonado. Una vez en posición horizontal se rellenan de hormigón para alcanzar la propiedades mecánicas requeridas.

"Erigir puentes con el método tradicional puede llevar meses. Utilizando el método de reducción equilibrada (como así se denomina técnicamente), se pueden realizar en dos o tres días, y el proceso de despliegue se demora alrededor de tres horas", según explica Johan Kollegger, del Instituto de Ingeniería Estructural de la Universidad de Viena, en el artículo publicado por la institución.

El hormigón plegable ecológico

La fabricación de cemento es un proceso que emite, por pura química, toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera. Además, la fabricación del clinker (materia prima de lo que conocemos como cemento) requiere 1.500 grados para formarse. Las cementeras utilizan coque de petróleo y residuos como neumáticos para alimentar al horno que debe funcionar las 24 horas del día los 7 días de la semana.

Con el fin de evitar parte de las emisiones, investigadores de la Universidad de Swinburne en Australia han conseguido desarrollar un hormigón que, además de plegable, reduce considerablemente la huella de carbono. Los hormigones con capacidad para doblarse se llevan estudiando y fabricándose en las últimas décadas pero requerían exactamente de la misma energía que sus hermanos menos flexibles.

La nueva fórmula creada en la Universidad de Swinburne se olvida del cemento para la fabricación de este tipo de hormigón. En cambio, utiliza un geopolímero que consigue equiparar las mismas propiedades de un hormigón normal añadiendo una resistencia a tracción muy por encima de la media de hormigones tradicionales (sin armar).

Aunque su principal baza está en el ahorro energético del 36% en su producción y se evita emitir un 76% del dióxido de carbono respecto a la fabricación de cemento tradicional. Las cosas en la construcción van irremediablemente despacio y es muy posible que pasen muchos años hasta que veamos este tipo de hormigón aplicado a una obra.

Fuente - https://www.elespanol.com/omicrono / Izan González


 

 

 

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